lunes, 15 de diciembre de 2008

La musa y el poeta

No me preocupa que dejes de quererme,
tampoco que no quieras volver a verme.
Lo que realmente me da miedo es perderte
convirtiéndome para ti en un ser inerte

Hace años conocí a un poeta en una ciudad lusa
me dijo que el secreto de sus rimas estaba en su musa.
Una criatura con el don de la inspiración,
haciendo que su cabeza estuviera siempre en acción
y se pusiera a escribir sin vacilación.
Su relación era perfecta salvo por una excepción;
entre la musa y el poeta se produjo una atracción
comparable a la de Eva por la manzana de la tentación.
Ellos creyeron poder manejar bien esa situación
pero se olvidaron de que toda acción tiene su reacción.
Y ese amor digno de la más bella canción
acabó convirtiéndose en un problema sin solución

No me preocupa que dejes de quererme,
tampoco que no quieras volver a verme.
Lo que realmente me da miedo es perderte
convirtiéndome para ti en un ser inerte

Ella era una diosa, una divinidad,
y él un simple mortal sin vanidad
que sabía que su amor destruiría su amistad,
que para él era lo mas importante en esta vida fugaz.
El sabía que si daba el paso su relación cambiaría,
la distancia entre ambos era enorme y su amor no se consolidaría,
aunque eso a ella no le importaba, solo anhelaba sus besos,
quería ser algo más que la musa de sus versos.
La musa cansada de esperar una respuesta sincera
decidió ir alejándose poco a poco de su vera,
hasta que un día ya no regresó a su lado
dejando al poeta de sus rimas despojado

No me preocupa que dejes de quererme,
tampoco que no quieras volver a verme.
Lo que realmente me da miedo es perderte
convirtiéndome para ti en un ser inerte

De esta historia he aprendido una cosa
que si dos personas tienen una amistad hermosa
complementándose el uno al otro con un amor fraternal,
para que estropearlo por conseguir un poco de placer carnal.
Ya sé que es cierto que a veces hay que arriesgar por un amor pasional,
pero otras veces hay que pensar con la cabeza y ser racional.
Porque el amor es efímero y la pasión perecedera
pero una buena amistad si es verdadera siempre es duradera.

No me preocupa que dejes de quererme,
tampoco que no quieras volver a verme.
Lo que realmente me da miedo es perderte
convirtiéndome para ti en un ser inerte

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